Transcripción de la homilía del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Demetrio Fernández González, Obispo de la Diócesis de Córdoba, en la Solemne Eucaristía de Apertura del Año Jubilar Nazareno
Iglesia del Espíritu Santo en La Rambla
6 de enero de 2022
Queridos hermanos todos
Saludo particularmente a D. José Ángel, nuestro párroco que hoy está acompañado de otros sacerdotes; D. Antonio el vicario general, nacido como bien sabéis aquí en La Rambla; a D. Jesús Daniel a quien conocéis lógicamente porque ha sido el párroco anterior y a D. Bernard que es el párroco de Montalbán, de este mismo Arciprestazgo. A los seminaristas, a los diáconos, y también con todo respeto al Sr. Alcalde y a las demás autoridades locales. A todos los hermanos, particularmente a los de esta hermandad y cofradía de Jesús Nazareno que se han tomado muy en serio el 400 aniversario de la Imagen, de la bendita Imagen de Nuestro Padre Jesús en La Rambla.

Estamos celebrando la gran fiesta la solemnidad de la Epifanía del Señor, de la manifestación del Señor después de haber celebrado en la Navidad el nacimiento de Jesucristo que siendo Dios y sin dejar de ser Dios se ha hecho hombre; Dios y hombre verdadero, y su madre es Virgen. Lo hemos celebrado a los 8 días y hoy celebramos esta manifestación de Jesús a los pueblos gentiles, a todas las naciones, no solo al pueblo judío. También hasta nosotros ha llegado el Evangelio y hoy es esa fiesta de la evangelización. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz, como si la historia humana discurriera por un larguísimo túnel y hemos abierto ya esa luz que nos llena de alegría.
Así nos ha hablado la primera lectura para invitarnos a la alegría. Las tinieblas, la oscuridad son signo del pecado y producen tristeza. La luz es fuente de alegría, y esta luz y esta alegría es porque nos ha nacido un Niño que trae a sus hombros el principado y que es Rey de Reyes, Jesucristo, el Señor. No es rey por su prepotencia, por su poderío o por sus ejércitos, o por su capacidad de dominar la economía mundial. Es Rey de Amor, nos ha cautivado el amor de su corazón ya desde niño, y luego cuando ha ido creciendo sobre todo cuando ha extendió sus brazos en la Cruz y ha resucitado. Rey de Amor. Le preguntó Pilatos “¿Entonces tu eres Rey?”, y Jesús le respondió “Si, para eso he nacido, para ser testigo de la verdad”. Jesús es, por tanto, Rey de aquel que quiera ser discípulo suyo, y lo es por el camino del amor. Jesucristo no conquista el mundo ni conquista nuestros corazones por la imposición, por la violencia, por la fuerza, sino que lo hace por la vía del amor. A este Rey también nosotros venimos a adorarlo hoy en esta fiesta de la Epifanía.
El Evangelio nos ha mostrado aquella escena tan bonita de los Magos que buscaban y buscaban, anduvieron kilómetros y kilómetros en busca de quién. ¿A quién buscáis? Son buscadores de Dios. Nos dan un ejemplo, ellos no pertenecían al pueblo elegido, al pueblo de Israel, al pueblo de las promesas. Ellos eran paganos, pero buscaron, buscaron y encontraron. A veces nosotros que somos del pueblo de Dios, cristianos por el Bautismo, nos permitimos el lujo de no buscar; ya lo hemos encontrado, para qué queremos más. Los Magos nos invitan a que permanezcamos en esa búsqueda permanente de Dios que nos va abriendo nuevos caminos y nuevos horizontes en nuestra vida. En ese camino estos Magos eran guiados por una estrella. La estrella es signo de la Fe, y la Fe fue la que iluminó este camino. En un momento esa Fe se nubló, se escondió y ellos quedaron desconcertados, preguntaron a Herodes, a los peritos, pero la estrella volvió a brillar y su corazón se llenó de inmensa alegría. Siguieron aquella estrella y llegaron donde estaba Jesús. Entrando en aquel lugar lo adoraron. “Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Esta es la actitud del cristiano, una vez que conoce a Jesucristo viene a estar con él, viene a adorarlo, viene a seguirle tal y como Él nos ha expresado en el Evangelio. Y termina la escena de adoración de los Magos con esta frase: “Volvieron a su vida por otro camino”. Cuando uno se ha encontrado con Jesucristo ya no sigue los mismos caminos, sino que se produce en su corazón una conversión y camina por los caminos de Dios. Los Magos son ejemplo para que busquemos a Jesucristo, para que vivamos la alegría de la Fe y para que estemos en permanente conversión, buscando los caminos de Dios, no los nuestros, que son los que nos llevarán a la plena felicidad.
Y nos encontramos esta tarde aquí en La Rambla, junto a Nuestro Padre Jesús Nazareno que tanto fervor, me consta, suscita en los rambleños. Y llegado este año 400 aniversario de la llegada de esta Imagen habéis pedido a la Iglesia, habéis pedido al Obispo y el Obispo ha elevado estas preces al Santo Padre el Papa Francisco, un Año Jubilar. Se nos ha leído al comienzo el decreto por el que el Papa concede un Año Jubilar a la Parroquia de La Rambla en torno a esta Imagen venerada y querida de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Tiene mucho que ver con la Navidad. En las religiones reveladas está prohibido tener imágenes. Los judíos en su religión no tienen imágenes, los musulmanes no tienen imágenes. ¿Por qué los cristianos tienen imágenes, más aún abundantísimas imágenes? Hay toda una historia de la cultura y del arte en sus múltiples expresiones con imágenes preciosas de Jesucristo en sus distintos misterios, de la Virgen Santísima, de los santos. Porque es la religión en la que Dios se encarna. A Dios nadie lo ha visto nunca y por eso está prohibido hacer imágenes en el judaísmo, en el islamismo y en otras religiones. Pero en el cristianismo Dios se ha hecho hombre, ha tomado un rostro humano. Le vemos en estos días de Navidad como un niño y suscita en nosotros la ternura, el amor, el darle un beso, el abrazarlo en nuestro corazón. No es una simple imaginación, hay toda una profunda teología del misterio de la Encarnación. Dios, el invisible, se ha hecho visible y por eso podemos acercarnos a las imágenes.
Este es el grandísimo valor que tiene esta imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Una imagen hecha con arte y belleza es como una concentración de la Misericordia de Dios para nosotros. Los rambleños bien los sabéis, desde niños miráis esta imagen y veis que Dios no es un Dios justiciero, que rechaza al pecador, que Dios es un Dios cercano, que en su hijo Jesucristo ha cargado con nuestros pecados, con nuestras miserias, con nuestras debilidades, y al mírale uno siente el consuelo del perdón. Es una de las sensaciones más hondas del corazón humano, sentirse querido, sentirse perdonado. Y no solo una vez, todas las veces que uno se acerca ante Jesucristo, ante el sacramento de la Penitencia que es el sacramento del Perdón. Pero cuántas veces este sacramento va precedido de una mirada a Cristo, a Jesús Nazareno que carga con la cruz. Cuántas veces incluso después de haber recibido el Perdón hemos vuelto a mirarle y mirarle, y no nos cansamos de mirarle porque Dios, el invisible, el todo misericordioso, Dios cuyo corazón está lleno de amor por los hombres y especialmente por los pecadores, ahí tenemos la parábola del Hijo Pródigo, ese Dios ha tomado rostro, se ha hecho carne, se ha hecho hombre, se ha hecho nazareno, se ha hecho Jesús que camina hacia el Calvario invitándonos a todos a seguirle de cerca.
Por eso, al darle gracias a Dios por esos 400 años de devoción y de devoción popular muy arraigada en este pueblo creyente de La Rambla, el Año Jubilar va a suponer un año de Gracia extraordinario para todos los que quieran alcanzar la gracia del Jubileo todas las veces que quieran. Cada día puede alcanzarse la Indulgencia Plenaria para cada uno de nosotros y aplicarla por nuestros difuntos. Y ¿qué es eso de la Indulgencia Plenaria? Es como la gran perdonanza de Dios, lo hemos escuchado cuando se refieren al Año Santo Compostelano u otros Años Santos que hemos oído o visto por la tele. El gran Perdón de Dios.
Hemos abierto solemnemente la puerta. Esta puerta por la que habéis pasado miles de veces esta tarde se ha abierto solemnemente para decir a todos los rambleños y a los que vengan de cualquier lugar de la Diócesis que el corazón de Cristo está abierto de par en par, que es tiempo de Gracia, es tiempo de Perdón, es tiempo de Misericordia. Esto es un Año Jubilar, y en esto consiste la Indulgencia Plenaria. Además del Perdón que recibimos por el sacramento, la Iglesia del tesoro abundante de las obras y los méritos de Cristo, de María Santísima y de todos los santos, abre de par en par la puerta de su corazón misericordioso para repartir sin medida y sin tasa esta Gracia abundante de Dios. Será por tanto un año de Gracia especial para todos los que vengan y veneren esta Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Rambla. Estará aquí en su santuario la mayor parte del tiempo de este año, pero bajará a la parroquia o tendrá salidas, Dios quiera que puedan realizarse. Todos los actos de culto a esta bendita imagen llevan consigo la Indulgencia Plenaria, las gracias abundantes del Perdón de Dios para todos.
Esta Indulgencia Plenaria, como se nos ha recordado a todos al comienzo con la lectura del decreto, lleva consigo la confesión. La Indulgencia Plenaria no sustituye al sacramento de la Penitencia, sino que es preciso recibir ese sacramento. También lleva consigo la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa que es quien nos ha concedido esta Gracia, que es a quien corresponde concederla para la Iglesia universal.
Pues le damos gracias a Dios y rezamos especialmente por el Papa Francisco y por todo su ministerio pastoral al servicio de la Iglesia, y vamos a aprovechar este año. Si tenéis especial devoción a esta Imagen en La Rambla este año va a ser especial, porque pertenecemos a la religión cristiana que tiene imágenes y que tiene esta Imagen tan venerada de Jesús Nazareno de La Rambla.
Lo daremos a conocer a toda la diócesis, estad seguros que vendrá gente a venerar esta bendita imagen que tantos favores y gracias ha traído a La Rambla en estos 400 años. Vosotros sois testigos más que yo todavía, pero este año veréis que Nuestro Padre Jesús, el corazón de Cristo a través de esta Imagen, tocará el corazón de muchos rambleños y personas que vengan, y al mirar su imagen puedan experimentar el gozo del Perdón, la paz que viene del corazón de Cristo, puedan experimentar como tantas veces lo habéis hecho vosotros con estremecimiento que esta imagen cuando pasa por vuestras calles, por delante de vuestros ojos o cuando venís a venerarla produce frutos espirituales en vuestra alma y frutos en la vida cotidiana que está llena de múltiples necesidades.
Con mucho gusto he accedido a esta petición que me ha hecho la cofradía de Nuestro Padre Jesús con el consiliario a la cabeza, el párroco D. José Ángel, porque estoy seguro y el año que viene por esta fecha me lo diréis de que Dios quiere derramar gracias abundantes y extraordinarias sobre La Rambla a través de esta imagen bendita de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Empecemos con mucha esperanza y acudamos a Jesús con el deseo de conocerle, de amarle, de seguirle, de cumplir sus mandamientos. Ese deseo que los Magos de Oriente nos han expresado de conversión, de otros caminos para nuestra vida cristiana y nuestra vida comunitaria. Así lo pido a Jesucristo el Señor en el altar ante esta imagen bendita de Nuestro Padre Jesús Nazareno hoy para todos nosotros y para toda La Rambla.
Que así sea.