La imagen de Jesús Nazareno de La Rambla es una de las obras más sobresalientes del escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco. Fue terminada en 1622, es decir, dos años después que la talla sevillana de Jesús del Gran Poder, del mismo autor, cuyos rasgos sigue estrechamente. Fue concebido para vestir, aunque a diferencia del Nazareno del Gran Poder, el de La Rambla tiene totalmente tallado el cuerpo, las piernas y el sudario.

Estamos ante otra magnífica y conmovedora obra de madurez de Juan de Mesa, muy intensa en su expresividad, con la que el escultor consigue que se dé una perfecta comunicación entre la imagen y la feligresía.


Se trata de una imagen procesional de vestir, en madera policromada, cabeza, pies y manos de cedro, y el resto de la obra en pino de Segura. Está completamente tallado el cuerpo, las piernas e incluso el paño de pureza. Teniendo en cuenta la distancia a la que va a ser contemplada la imagen, ésta es de gran altura ya que mide 1,93 centímetros.


Estamos ante una Imagen elegante y de gran carga expresiva, de amplia y decidida zancada en su caminar que curva ligeramente su espalda por el peso de la cruz, que en definitiva es el peso de toda la Humanidad a la que va a redimir por la Esperanza. Ciñe corona de abultadas y afiladas espinas que termina en cabeza de serpiente. En el rostro vemos a un Cristo que sufre pero que al mismo tiempo acepta con serenidad y valentía su final.


Se constatan una serie de restauraciones documentadas sobre la Sagrada Imagen.
La sustitución en 1727 de la antigua cruz procesional por la actual de plata fue, según los especialistas, seguramente la causa de la amputación de parte de la cabellera que cae sobre el hombro.


El rostro no conserva la encarnadura original ya que la Iglesia del Espíritu Santo de La Rambla fue incendiada durante la invasión napoleónica lo que provocó el ennegrecimiento del Señor y que en 1841 fuera restaurada la imagen.


Ya en el siglo XX, concretamente en 1958, en el taller de Antonio Castillo Lastrucci se repararon las articulaciones de los brazos y se añadieron numerosas espinas perdidas a la corona. Asimismo, se le aplicó una veladura en manos y rostro, y se retocaron algunos desperfectos del cuerpo y las piernas, estucándolos y repintándolos.


En 1994 la Imagen fue restaurada por los técnicos de la Junta de Andalucía Enrique Ortega y Rosa Cabello. En ese momento, presentaba ya un gran deterioro a nivel estructural especialmente en la zona de los tobillos. Además, Jesús Nazareno tenía desgastadas las manos por el roce con la cruz y abrasiones en la zona del omóplato y el pectoral izquierdo producidas por un tornillo que atraviesa la figura para sujetar la cruz al hombro.


En cuanto a la policromía, se advertían depósitos de cera, suciedad y humo, de forma más patente en las piernas y pies, sobre todo en el pie izquierdo, por estar sometido a frecuentes besapiés, según explicaron los técnicos de la Consejería de Cultura tras la intervención de este bien patrimonial.


En esta restauración, se eliminaron aquellas intervenciones bajo las que permanecía la policromía original y se tomó la de 1958 como la apariencia a recuperar, según aparece en el informe. Por otro lado, la oscilación de los tobillos de la escultura fue paliada diseñando un tercer apoyo consistente en una varilla de acero que va desde el ombligo hasta la peana, mientras que se retiraron las espinas de la corona correspondientes a la última reparación y se respetaron las pocas que existían de 1958.